Cannabis medicinal: Historias de una lucha que obliga al Estado a dar respuestas

20 de abril de 2022 | Temáticas Salud

“Ya fue, yo me animo”. La decisión de Verónica fue difícil. En ese momento el cannabis para ella era “mala palabra”. Candela, su hija, sufre epilepsia refractaria y tenía cien convulsiones al día: este tipo de trastorno genético es resistente a los antiepilépticos, lo que la obligaba a tomar 42 pastillas diarias.

“Candela estaba todo el día desconectada”, recuerda Verónica, y enumera los tratamientos que siguieron pero con los que no lograron resultados: dieta cetogénica, antipsicóticos e incluso inductores del sueño. Nada funcionaba, hasta que comenzó a usar aceite de cannabis.

“Mi hija pudo recuperar la sonrisa. Hoy lleva una vida bastante normal”, relata, y explica que con este tratamiento pudieron reducir el uso de antipsicóticos, permitiendo que Candela esté incluso más activa en cuanto al aprendizaje.

“Mejoró su calidad de vida”, asegura Veronica.

“Tengo que cultivar sí o sí”, explica Laura, que tiene una hija con daño cerebral y gracias al uso del cannabis logró “estar más conectada, más atenta, más despierta”. Considera que se trata de una terapia que funciona, que la planta tiene muchos componentes beneficiosos, pero que hay un enorme desafío por delante: “hay que derribar velos”, sostiene.

Verónica y Laura pertenecen a Mamás Cannabis Medicinal (Macame), una organización que desde 2016 nuclea a familias con hijos e hijas que tienen diferentes problemas de salud, y en la que apoyan el desarrollo y el uso del cannabis con fines terapéuticos.

En esta fundación tienen una idea clara: “nuestros hijos e hijas viven hoy. Hay una realidad que es ahora, no tienen todo el tiempo del mundo”. Entienden que su tarea es una lucha por la oportunidad de elegir la terapia para sus hijas e hijos. “Queremos que sea un tratamiento, no un paliativo”, coinciden.

“Buscamos tratamientos adecuados y respetados, autonomía y acceso al aceite. Cultivamos con amor, nos dijeron que no podíamos hacerlo pero ahora podemos contar que el cannabis nos abrió una puerta, que la historia cambió”, remarcan.

Desde la asociación presentaron un amparo a la Corte Suprema de Justicia para que el Estado garantice el aceite de manera gratuita a sus hijos e hijas sin forzarlos a someterse al programa de investigación nacional. También piden que no se persiga a quienes cultivan cannabis para uso medicinal ya que consideran que resulta imposible acceder al aceite de manera privada. Creen que actualmente se les niega el derecho constitucional al pleno goce a la vida, salud y bienestar físico y psíquico.

La Defensoría del Pueblo bonaerense, desde la sanción de la ley 27.350, acompaña a madres, padres, niños, niñas y asociaciones de usuarios de cannabis medicinal. Incluso recomendó al Estado argentino que garantice el acceso gratuito al aceite de cáñamo y sus derivados a toda persona que se inscriba al programa nacional para el estudio y a quienes necesiten del mismo para paliar el dolor y vivir dignamente, además de pedir que se agreguen nuevas patologías para este tipo de tratamiento.

“Acompañamos el amparo presentado por Macame e invocamos el derecho a la salud, a legislar y promover medidas de acción positiva. Hoy se lesiona el derecho del paciente a elegir un tratamiento adecuado para aliviar sus dolencias. Es necesario que el Estado implemente reformas legislativas que eliminen la punición del autocultivo”, sostuvo el Defensor del Pueblo, Guido Lorenzino.

Ante esta situación, la Defensoría le pidió a la Corte ser admitida entre los amigos del tribunal, con el objetivo de poder declarar en la audiencia del 27 y 28 de abril que tratará esta causa por el uso del cannabis medicinal.